Mi nombre es Purificación Díaz.
Llevo el nombre de mi madre, el que mi abuela, a la que no conocí, pensó para ella. Tiene como significado la acción y el efecto de devolver al cuerpo su pureza; también se relaciona con el fuego purificador. Tuvieron que pasar muchos años, desde mi nacimiento hasta que conocí la Descodificación Biológica, para comprender el legado que había recibido a través de mi nombre…
He sido nieta, hija y madre caminando por la vida creyendo en el libre albedrío, pensando que era yo quien manejaba mi destino hasta que “dos choques de trenes”, dos zarpazos en lo más profundo de mi alma, en menos de 6 meses, pusieron mi vida patas arriba y me hicieron transitar por el dolor más doloroso jamás sentido. ¿porqué a mí? ¿porqué ahora? ¿era justo? Ahí empezó mi renacimiento.